miércoles, 13 de enero de 2016

Tarjeta de presentación

 




Los poetas acuden al frío con frecuencia.
Los poetas –se dice– son
tristes,
llorones,
melancólicos,
demasiado enrollados.
Los poetas ven un cielo azul y
escriben un cielo gris.
Eso asegura cierta gente.
O también: los poetas
tienen una irremediable debilidad en el ánimo.
Les gusta sufrir.
¡Cómo les gusta! Es un
vicio. No escriben himnos. Se lamentan.
Tienen prohibido el optimismo –eso piensan muchos.
Yo no digo lo contrario. No defiendo nada.
Los poetas son un desorden en el clima, pienso.
Los poetas nunca están contentos. Los
poetas son
un tropiezo incómodo
en el lenguaje, un
accidente.
Nadie sabe qué quieren.
Nadie sabe a dónde van.
¿Por qué escriben lo que sienten?
¿Para qué?

Alberto Barrera Tyszka
*Fotografía tomada de internet

martes, 5 de enero de 2016

Me he decidido a vivir




Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mis latidos
se convencieron de ello
He tenido ofrecimientos sinceros
para cohabitar
la extremidad de una telaraña
o para servir como testigo
de matrimonio forzado
Es más
he sido amante de la noche
con sólo cantos y bostezos repetidos
No me gustan los aviones
porque menosprecian a las aves
Tampoco soy creyente incondicional
de las pasas en las empanadas
de las secretarias con dos idiomas
o de la crema humectante
como único remedio para las arrugas
Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mi nariz
se ha convencido de ello
Escojo la corbata
que hace juego con el mundo
elijo los zapatos
que le vienen a mi sombra
y a mis sueños gastados
No miento al decir que lavo
detalladamente la fruta que ingiero
por temor a la hepatitis
lo mismo hago con los espárragos
y las botellas
Me encanta encadenarme
a los parquímetros
y anclar en una esquina
y detenerla con la frente
y avanzar por el cemento
entre ruedas venenosas
luego frenar
tenderme en línea recta
en perspectiva
en ángulos de piedra y de madera
Escupo el largo y viejo ceremonial
de los santos
sobre sus fieles devotos
sobre sus libros desahuciados
Y a cada cual lo suyo
a cada camisa su cuello
a cada pierna de mujer
y a cada cadera su vestido
a cada misa su vino
y su pan de miga inconclusa
Nada escribo sobre los ascensores
Es de mala educación eructar
al desayuno o ¿en la cena?
Me he decidido a vivir
y creo afirmar que mi poesía
se ha convencido de ello
Me he decidido a vivir
a la manera de los gorriones
y de las aves sencillas
a la manera de una lluvia
que me hace estornudar
a la manera de entender
lo poco que entiendo



Mario Meléndez
*Imagen tomada de internet.