martes, 20 de agosto de 2013

Final para un cuento fantástico


-¡Qué extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!
La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.

¡Dios mío! -dijo el hombre. -Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¿Cómo? ¡Nos han encerrado a los dos!

-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.

Pasó a través de la puerta y desapareció.

I. A. Ireland.








sábado, 3 de agosto de 2013

La oración de la rosa



Padre nuestro que estás en la tierra: en la fuerte
y hermosa tierra;
en tierra buena:

Santificado sea el nombre tuyo
que nadie sabe; que en ninguna forma
se atrevió a pronunciar este silencio
pequeño y delicado...,este
silencio que en el mundo
somos nosotras,
las rosas...


Venga también a nos, las pequeñitas
y dulces flores de la tierra,
el tu reino prometido...
Hágase en nos tu voluntad, aunque ella
sea que nuestra vida sólo dure
lo que dura una tarde...

El sol nuestro de cada día, dánoslo
para el único día nuestro...

Perdona nuestra deudas
-la de la espina,
la del perfume cada vez más débil,
la de la miel que no alcanzó
para la sed de dos abejas..._,
así como nosotras perdonamos
a nuestros deudores los hombres,
que nos cortan, nos venden y nos llevan
a sus mentiras fúnebres,
a sus torpes o insulsas fiestas...

No nos dejes caer
nunca en la tentación de desear
la palabra vacía - ¡el cascabel
de las palabras!...-,
ni el moverse de pies
apresurados,
ni el corazón obscuro de
los animales que se pudre...
Mas líbranos de todo mal.

Amén.

Dulce María Loynaz
*Fotografía tomada de internet