Para El Guardagujas de Juan José Arreola
1
Una estación que ve llegar
trenes rojos
trayendo como único pasajero
la noche;
un día el sueño se cumple:
llega el tren rojo,
se baja la noche,
y se instala para siempre
en la estación del olvido.
2
Los trenes que siempre han pasado
silenciosos, vacíos,
y en su última ventanilla
un niño muerto
dibujándome un adiós
con su mano triste.
3
O el tren perdido,
el que nunca regresó
y tampoco llegó a su destino;
dicen que ahora es un fantasma;
a veces aparecen sus huellas
en los sembrados.
4
Los trenes deseados,
los que nunca humearán;
alguna vez nos despertará
su estrepitosa presencia
ante el asombro de la Muerte.
5
El tren transparente,
repleto de hermosa gente transparente;
ahora pasa cada nueve lunas
ante el estupor de los aldeanos,
pero nadie lo comenta
por temor a que los crean locos.
6
El guardagujas perverso;
el que enredó los hilos metálicos
e instauró el Caos.
7
El maquinista de sueños
que añora su oficio
en la última estación.
Cómo anhela que los rieles
vayan más allá de su memoria.
8
El vendedor de boletos
que una tarde
vino a comprarse a sí mismo
un boleto sin regreso.
9
El tren de los dioses.
Pasa solo una vez.
Alguien se baja, gira la aguja,
borra la memoria de los hombres
y todo vuelve a empezar de la Nada.
10
El pregonero de rutas
que jamás ha subido a un tren.
11
El tren que sueña con ser tren;
cada vagón una pesadilla
y su único pasajero yo mismo;
una vez se bajó y vino
a tomar el café conmigo;
desde entonces compartimos
la misma tumba.
12
El tren de los cuerdos.
El que sí pasa puntual todos los días;
el que regresa con mercancías
y pasajeros nuevos;
hoy ha llegado con un cargamento
de ataúdes importados, veinte
prostitutas vestidas de monjas
y cien cerdos blancos y hermosos;
ese tren nunca lo espero,
sin embargo, es el único maldito
que me humilla con su presencia.
Hernán Vargascarreño
*Fotografía tomada de internet.