lunes, 8 de junio de 2015

Siempre conté hasta diez



Siempre conté hasta diez y nunca apareciste.
Fueron noches de granizo desnudo, de temblor
en el humo del deseo. Días de ayuno y lucidez.

Imaginaba el recorrido del llanto en las trampas
de la noche. La quietud en la memoria
de una pesada cárcel que esperaba a lo lejos.

El rencor de saberme preso en otro cuerpo
distinto al tuyo. Liberado en otro gesto,
y defendiéndome de otro perfume.

Pero sé que no fue más que un sueño.
Corría desnudo por la habitación del aire.
Y sentía que volaba, mas no era libre.

Kepa Murua
*Fotografía Tatik Carrión

miércoles, 6 de mayo de 2015

Abro la noche para recibirte


Abro la noche para recibirte. En cada palabra
mis manos inician un largo recorrido hacia la sombra,
hacia lo que no es posible abarcar. Y sin embargo,
helo aquí como si quisiera traernos un pedazo de nosotros
mismos,
un fragmento de luz, una sílaba cerrada en su misterio.

Nombrarte es el comienzo del exilio. Y permanecer en ti
una constante despedida. Ofrezco mis ojos a lo que se
diluye bajo tu lámpara.
A la eternidad que se desteje minuto a minuto para que yo
pueda entrar en ella.
Sin cortejos. Sin una guía para mis pasos.

Escribo en el polvo este no saber hacia dónde,
a qué distancia se oculta la rosa.
Nuestro diálogo es el inicio del viaje, su silencio el camino
de retorno.

Es necesario permanecer a la intemperie.

Lucía Estrada
*Fotografía tomada de internet.

viernes, 20 de marzo de 2015

Lluvia de verano

 
 
a Oscar Conde


Nubes de caliza
devoran el llamado imperativo de mi infancia.

Me apoyo en la ventana:
pasa el viento con su urgencia,
la tierra danza en el patio
y la tarde se cubre con óleo de estaño.

Llueve. Pienso en ella.
En el beso que me dio antes de mudarse,
sus caprichos de princesa de barrio
y en el canto de su voz cuando me nombra.

¡La vida es una farsa!

Una pelota que no pica.
Un trago de agua podrida.
Un caramelo de sal.

Ahora
todo se detiene en el patio de la casa.

Arde el nuevo sol
y las gotas se suicidan
como el salto obligado
de un clavadista a destiempo.

Darío Falconi
Fotografía tomada de internet.



miércoles, 4 de marzo de 2015

Poema de la profunda despedida



Por última vez
toma el íntimo fuego de mis manos
y el brillo de mis ojos en tu cuerpo.
No olvides la manera que teníamos
de andar entre los seres
y de mirar el agua y las palomas.
No olvides el color de los almendros
ni el ojo de las bestias
ni el brocal de los pozos conocidos.
Por última vez
toma esta torre y esta tarde amada
que se irán con tu sangre para siempre.
Toma el sabor maduro de los frutos
y el color de mi piel y de mi traje.
Por última vez
contempla la estatura de mi cuerpo,
la forma de mis labios
y el beso de mi voz en tus cabellos.
Por última vez
bebe el sonido transparente y vago
del cielo entre los árboles inmensos.
Y recuerda la lluvia y los caminos
cuando éramos los dos una mirada
repetida en la niebla por el viento.
No olvides las palabras detenidas
como pájaros ciegos y vencidos
ni el latido profundo de mis venas
al dejar nuestras huellas en la arena.
Recuerda la frescura de los cántaros
a la hora del azahar y de los besos.
No olvides las estrellas
miradas por los dos bajo la bruma.
Ni olvides mi manera
de ser feliz ante los hechos simples:
tirar piedrecillas en el agua
de cantar en la yerba
o de mirar el vuelo de las nubes
en el húmedo cielo de tus ojos.
Ahora sabrás esta costumbre mía
de regalarte cosas fugitivas:
el aroma de un huerto, la mañana
durmiendo sobre un lirio estremecido,
una palabra vaga
o una espiga sin savia ni sentido.
Por última vez
toma el dolor de este silencio mío,
toma la olaridad de mi agonía;
mira el muro de yedra envejecida,
el patio solitario
y esta breve colina donde flota
el herido temblor de mi pañuelo.
Escucha siempre este secreto llanto
que resbala sin rumbo por mis huesos.
Toma mi soledad y mi dulzura
y viaja con mi nombre hasta la muerte.

Héctor Rojas Herazo
Fotografía tomada de internet.

domingo, 8 de febrero de 2015

Canción marina

 
...el olor a café, la melodía, el salto mortal de tu boca en mi beso,
el humo del incienso en el cerebro,
el descender sin seso hasta el delirio,
la madrugada,
la humedad que ahoga de vergüenza a los escrúpulos, 
un rechinar de dientes en el dorso de las manos,
el masaje brutal de los abrazos
la lágrima que nace sin tristeza,
la niebla inexplicable del mar contra tu fuego,
el instante infinito del temblor que sacude el universo,
el mundo que no existe más allá de la saliva...
y mi voz deslizando en tu oído, la canción del regreso.

Ernesto Sierra
*Fotografía tomada de internet.

sábado, 24 de enero de 2015

Intolerancias



No es lo mismo decir que yo perdono
la larga espera,
la quietud,
la pesadumbre,
la tristeza de roble de los cuartos
y de las cosas
por ahí
pesando.
No es lo mismo decir
que yo perdono
eso,
o que no veo
importancia
o desmesura
en la infeliz inconsciencia de los árboles
y sí la veo
a cambio
en decir
que el mundo
así
-reñido o arrasado-
a veces era
una voz torpe,
que cree que las piedras son inmóviles
y que su quietud
de tiempo y pesadumbre
y que tus propios ojos
de tiempo y pesadumbre
son lo que hay
y no son más.
Pues yo perdono
porque es bella
la inconsciente belleza de las cosas
como es la brisa
ingobernable
pero también
como triste
imperdonable,
y gris
es la estampa
de los hombres sin fe
y la quietud sorda
que tienen los seres
y las cosas intactas.

Andrea Cote Botero
*Imagen tomada de internet.



miércoles, 14 de enero de 2015

La otra Ítaca


Siempre se ha dicho:
el camino es largo

Para arribar a tal o cual Ítaca
hay obstáculos
extravíos
y pocos atajos

Se necesita de algo más que ardentía
y arrojo

Y se dice también
que al final de la ardua jornada
espera a cada uno su la recompensa:

la paciencia es hermosura
después de la niebla hay sol
sacrificio añade sabiduría

Pero sé de lugares jamás encontrados
en los que el hombre ha quedado
en la intemperie

Si no es la dicha el mismo camino
Si no es cada paso el puerto
no emprendas el viaje

No siempre se nos espera
No todos llegamos a tiempo.

Robinson Quintero Ossa
*Imagen tomada de internet

domingo, 4 de enero de 2015

Memoria







No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.


A lo mejor
no hubo esa tarde.
Quizá todo fue un autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.


Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.




José Emilio Pacheco.
*Imagen: Muchacha en la ventana. Salvador Dalí.