viernes, 20 de marzo de 2015

Lluvia de verano

 
 
a Oscar Conde


Nubes de caliza
devoran el llamado imperativo de mi infancia.

Me apoyo en la ventana:
pasa el viento con su urgencia,
la tierra danza en el patio
y la tarde se cubre con óleo de estaño.

Llueve. Pienso en ella.
En el beso que me dio antes de mudarse,
sus caprichos de princesa de barrio
y en el canto de su voz cuando me nombra.

¡La vida es una farsa!

Una pelota que no pica.
Un trago de agua podrida.
Un caramelo de sal.

Ahora
todo se detiene en el patio de la casa.

Arde el nuevo sol
y las gotas se suicidan
como el salto obligado
de un clavadista a destiempo.

Darío Falconi
Fotografía tomada de internet.



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