domingo, 21 de diciembre de 2014

El daño


Lo supimos después,
sin tiempo para nada.

Porque tal vez la vida nos dio todo al principio
y seguimos buscando
un camino que nos lleve a ese lugar,
un puñado de polvo
que guarde el equilibrio suficiente
para no convertirse
en aire o en montaña.

Porque tal vez la vida no nos perteneció
y se fue consumiendo
como todas las cosas que hemos creído nuestras
y son parte del daño
que dibuja las líneas de la historia
derribando ciudades con sus muros.

Y de haberlo sabido
habríamos juntado nuestras manos
o mirado a otra parte.

Y de haberlo sabido,
habríamos mordido nuestros labios
sangrando en el amor
para dejar visibles las heridas,
o habríamos rezado,
o renunciado a todo para quedarnos quietos
y no cruzar los días que agonizan.

Es todo tan inmenso que no cabe en el llanto
y el dolor nos observa desde afuera.

Lo supimos después,
no hay nostalgia más grande que aquella del futuro.

Fernando Valverde
*Fotografía tomada de internet.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Reencuentro con una mujer




La mujer le dejó saber con la mirada que quería decirle algo. Leoncio accedió y, cuando ella se apeó del bus, él hizo lo mismo. La siguió a corta, pero discreta distancia y, luego de algunas cuadras, la mujer se volvió. Sostenía con mano firme una pistola. Leoncio reconoció entonces a la mujer ultrajada en un sueño y descubrió en sus ojos la venganza.

-Todo fue un sueño- l dijo-. En un sueño, nada tiene importancia.
-Depende de quién sueñe- dijo la mujer. Éste también es un sueño.


Luis Fayad
*Fotografía tomada de internet

domingo, 12 de octubre de 2014

Al perderte yo a ti




Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.


Ernesto Cardenal

lunes, 6 de octubre de 2014

Instrucciones para el uso de los recuerdos

 
 
 
Los restos del pasado se reúnen
como los desperdicios de la playa.
Enrique Lihn


Recíclalos, pásales las llantas de un auto, arrójalos por la ventana de un avión.
Ofértalos, instala una fábrica de collares, sazónalos con lágrimas del cielo.
Arráncatelos, que se marchen con un poco de piel (corazón o memoria).
Que se desangren y mueran en la raya llenos de moscas.
Olvídalos, expúlsalos de tu bestiario, desinféctalos, despójalos de su inoportuna melancolía.
No te engañes, como las costras, nada de su piel exterior vale la pena.
Desrecuérdalos, atígralos y jaúlalos.
Que vuelvan a nacer en su espiral de nada desde el árbol de las preguntas.

Margarito Cuéllar
Imagen tomada de internet.

domingo, 21 de septiembre de 2014

No cambian de canción




No cambian de canción

los pájaros

no aplanchan ni rebrillan su vestido

no cambian de nido por los malos vecinos

no inventan nuevos picos para el amor

ni se cansan de la misma compañera

no rompen nunca la rama en la que se posan

no tienen hoy el ojo limpio del amigo

y mañana el turbio del enemigo

no enseñan a volar a sus polluelos

sino que los empujan tiernamente a las nubes

no necesitan más sabor que los del agua pura

o el de las frutas a la carta en sus gajos

Dios hizo el maná para ellos y se contentan

con briznas de hierba o espaguetis de lombrices

no se persignan porque nacieron benditos

no se enferman ni amanecen enguayabados

aunque duerman

en un guayabo o en un borrachero

no usan despertador ni padecen de insomnio

nunca se quejan de su fragilidad

ni le temen a las aves de rapiña

sino que juegan inocentemente con ellas

aunque siempre salen perdiendo

tampoco huyen de lso cazadores

porque creen como los niños

que las armas son de juguete

no cambian de color ni de bandada

no cumplen años ni van a entierros

no usan almanaque

pero son los pregoneros del día

los emisarios de la primavera

a nadie humillan con su feliz indiferencia

no protestan por los cambios de tiempo

aunque el frío los atortola

y siempre celebran con el aplauso de sus alas

el telón del crepúsculo

no lloran ni ríen pero tiemblan y arrullan

tampoco les cansa el viento

ni los destiñe la lluvia

no saben que las patrias separan en la tierra

lo que une el cielo

ignoran la existencia de los poetas y los filósofos

y que todos ellos viven de sus plumas

se acuestan sin ver la televisión

después de leer todos los paisajes

y prefieren olvidar dónde

dejaron su tumba en el aire.


Rogelio Echavarría.


Fotografía tomada por Tatik Carrión.

domingo, 24 de agosto de 2014

A propósito de Eros




De todas las terrenas servidumbres
que aprisionan mi afán en esta cárcel
me confieso deudora de la carne
y de todos sus íntimos vaivenes
que me hacen más feliz
y menos libre.

A veces, sin embargo,
la esclavitud se muestra soberana
y me siento señora del destino.

Porque sé amar, porque probé la fruta
y no maldije nunca su sabor agridulce,
porque puedo ofrecer mi corazón intacto
si el camino se digna requerirlo
porque resisto en pie, con humilde firmeza,
el rigor de este fuego que enloquece.

Este fragor mudo en el que todos somos
rufianes, vagabundos, desposeídos y presos
no existen vencedores ni vencidos
y mañana no arrienda la ganancia de ayer.

Que no entre en la batalla quien sucumba
ante el rencor pequeño de las humillaciones.

Sabed, son necesarias descomunales dosis
de grandeza de espíritu y coraje
en las lides calladas de la pasión humana.

La recompensa en cambio es sustanciosa.

Ser súbdito tan sólo de la naturaleza,
no temer a la muerte ni al olvido.
no aceptarle a la vida una limosna
no conformarse con menos que todo.

Raquel Lanseros
*Fotografía de Raquel Lanseros. Tomada de internet. 






martes, 29 de julio de 2014

El mundo se rehízo






Aquel pueblo parecía haber sido abandonado por dios y por todo, hacía varios
años no llovía. La sequía había convertido a los ríos en largos caminos pedregosos, hechos de polvo en los que la única presencia era la de la soledad que deambulaba dolorosamente.
 
Cientos de reses, ovejas y gallinas habían muerto, es más, solo quedaban dos vacas en el pueblo. Sus poblaciones después de largas jornadas decidieron que abandonarían el pueblo; el pequeño Argiro se negaba a tener que dejar sus raíces.
 
Argiro jamás entendió por qué esa noche soñó con el anciano más sabio del pueblo. Pensó que era por su inmenso deseo de que las cosas, en ese pequeño mundo, volvieran a ser como antes. En el sueño el anciano le dijo que subiera a la montaña más alta y buscara al fabricante de la lluvia, el gran espíritu del agua, que él sólo escucharía a un niño de corazón puro que tuviera el deseo genuino de que esa tierra volviera a ser como antes.
 
Al día siguiente, con los primeros rayos de la aurora, el niño sin despedirse de sus padres, salió hacia la montaña indicada por el anciano. Llegó al pico más alto, cuando el sol proyectaba sus últimas luces. Cansado se quedó dormido, cerca al filo de la montaña. El viento parecía arrullarlo y cantarle una canción para que durmiera profundamente sin que se preocupara. Una voz le dijo, entre sus sueños, que su deseo se cumpliría, dormido él sonrió.
 
Antes de que despuntaran los primeros rayos empezó a caer una lluvia que al golpear el agrietado suelo producía un canto de sirenas que jamás se había escuchado sobre la tierra. Llovió durante días y días hasta que los ríos dejaron de ser caminos secos, los prados crecieron y las vacas que estaban por desaparecer se multiplicaron y parecieron brotar de la tierra como por arte de magia.
 
 
Carolina Cárdenas.
 
*Imagen tomada de internet.

sábado, 26 de julio de 2014

Libre









Libre eres ahora:
no perteneces a mi espacio
ni perteneces a mi tiempo,
ni gimen a mi lado
tus alas amarradas.
Libre eres ahora.
Libre como el mar no resignado
a llegar solamente hasta la playa;
libre como el viento
que al no poder salir de su planeta,
se torna en huracán;
libre como el alma que abandona al cuerpo,
pues es pequeño su refugio.
Libre eres ahora:
no te asechan mis ojos,
no te cercan mis manos,
no te cubren mis sueños,
no existo ¡soy tu olvido!

Fernando Cely Herrán
*Imagen tomada de internet

lunes, 21 de julio de 2014

Seincy







Abuela,
tu nombre enredado en mi sueño,
hecho bruma en mi territorio,
tu espíritu hecho tierra,
tu pensamiento hecho árbol,
guardiana de tus descendientes...

Reclama ahora por la injuria del extranjero,
aquel desconocido,
que se alimenta de nuestro maíz,
y llena mi corazón de vacío y odio,
abuela, afila mi arco y flecha,
para heredar el aliento de tu tabaco
y encontrarnos en el silencio,
orgullosos de nuestro linaje,
bajo el regazo de Hicha Guaia,
madre de nuestra comunidad.


Ricardo Arias Romero


*Imagen tomada de internet.

viernes, 18 de julio de 2014

El olvido del viento









Oye los quejidos de la sangre
Creciendo como la noche
En el rumor que lava el río
Oye la vieja osamenta de las palabras que tuerzo
Y estiro por escrito a lo largo de mis gritos
Oye estas palabras golpeando la madera vieja que soy
Yo palpo la corriente elemental del sueño
Y confundo el olvido del viento con los silbos




Alexander Buitrago

*Imagen tomada de internet.

jueves, 10 de julio de 2014

El pintor vigila al artista








Pintar paisajes
es darle ocasión al espíritu
hallar el fuego rozando la piedra
contra los sueños.
Sentir ahí, en el cuadro,
la ira de los complementarios.

En su estudio devoró el ocio,
hundió la mirada en los óleos,
se rio de ver en su imaginación
pasteles, sombras y relieves.

La humedad de la tierra
quedó en su corazón como
un gemido.
Es la obra que habla
sin sumar comentarios.

El pintor sabe
cómo el artista
se deja llevar con fuerza
por los colores.
Escucha a su poderoso volcán
cuando se ordena entre la mano.


EDWIN GUERRERO.

*Imagen tomada de internet.

martes, 8 de julio de 2014

Ascensión




Invadida por el aire
del páramo
danza el agua
la quimera
de pasos forasteros.

La bruma
redescubre el ritmo
de frailejones en sosiego
y el frío se pierde
entre mullidas hojas.

Mutante neblina
se hace juguete
en las manos de la niña
conjurando
el rugido de los pájaros
extraños.

Un sol de invierno
se sumerge en mi cuerpo
invitándome
a seguir el viaje.



Isabel García Mayorca.

*Imagen tomada de internet

domingo, 6 de julio de 2014

El sol desploma la transparencia sobre el campo



El sol desploma
la transparencia sobre el campo.
La enredadera con sus flores
clava silenciosa la lujuria en el aire
y el perro y el gato,
los más comunes de los comunes,
navegan la barca del sueño de los dioses
al vaivén de la tibieza.

El pasto más alto que existe sobre la tierra
pretende el cielo
intenta con sus manos deshilar las nubes
mientras, dos vacas, terneras aún,
rumian juntas la mansedumbre y el tiempo.

Es eterna esta felicidad
sin resquicio.
Nada parece poder atentar contra ella
ni la espina de Wilde
ni el ala de Juan, herida por el rayo.

Sin embargo, sin querer estas palabras
la visten con su sombra
cuando mi único deseo es nombrarla.

Pero es tan difícil escribir sobre la dicha.
Hasta la más perfecta palabra la opaca
con su niebla.
O no la alcanza.

María Tabares.

*Imagen tomada de internet.

miércoles, 2 de julio de 2014

AGUA








Agua fresca, manantiales divinos donde toda la calma del corazón
se pierde en un suspiro...

Rocío de agua abundante siempre de aguas cristalinas,
que derraman su hermosura,
cuando van saliendo de la montaña escalonada y fría,
hacia las colinas...

¡Oh! Aguas que corren al mismo son de mi sangre,
llevándose así no mas... el secreto de las ansias de mi carne.

¡Peligro a la vista! Es inminente, aguas que corren frías, o heladas
y con suerte.

Bocanadas de recuerdos y espumas que irán a parar al mar,
donde quizá muchos irán a nadar...
Sin saber del agua su procedencia...


Sandra Pinzón

*Imagen tomada de internet.

jueves, 26 de junio de 2014

Noche en Bojayá




Al sur del Darién
los hijos de la tierra
observan, respiran, se estremecen,
en una pequeña iglesia,
el miedo y la zozobra también.

Se quita el ministro de los hábitos;
tiene la cara pálida y fría.
De pronto... ¡Un estruendo infernal!
¡Decenas de voces
de mulatas como en parto
derrumban las paredes!

Fuego, lluvia;
Negros se vuelven los dientes,
de llanto se tiñe la brisa...

Una muñeca de trapo
en el altar...

Una puerta tendida en el suelo...

Lágrimas con olor a ceniza...

Árboles de selva húmeda...

Ríos en duelo...

Cuentan la historia
mientras llora un niño.


Omar Garzón

*Foto tomada de internet.

miércoles, 18 de junio de 2014

Donde me agarre la muerte


A la muerte no le importará venir un medio día
o al final de una tarde de trabajo,
no le importará encontrarme de rodillas,
suplicando,
o caminando por las calles pensando en tu ausencia.

No le importará si llueve,
y si corro y salto evitando los charcos;
la lluvia no dejará de caer sobre mi
ni sobre el mar.

Tal vez - si tengo suerte -
me encuentre desnudo,
bebiendo de unos senos;
tal vez se sonroje y decida irse esa noche
con las manos vacías.

No le importará si hago fila en el banco,
o en el cine,
o si estoy comprando flores,
no le importará si ese día cobré mi sueldo
y fui al geriátrico a visitar a mi madre.

Que va a importarle mi apellido
y mi profesión,
que va a importarle si mayo es un mes lluvioso
y si el invierno es una estación del alma.

Me gustaría que la muerte me agarrara
recostado en el tronco de un árbol
escuchando el crujido de las hojas
bajo el peso de la vida.


Sergio Antonio Chiappe Riaño

*Foto tomada de internet.

jueves, 29 de mayo de 2014

Escrito en la espalda de un árbol


 


No recuerdo si el árbol daba frutos
o sombra,
sólo sé que dio pájaros.

Que era el centro del patio
y de la infancia.

Que en la madera fácil
tallé tu nombre encima
de un corazón flechado.

Y no recuerdo más:
tanto subió tu nombre con el árbol
que pudiste escaparte
en la primera cosecha que dio pájaros.

Miguel Méndez Camacho

*Imagen tomada de internet.



       

martes, 15 de abril de 2014

Estirpe



Somos (lo he dicho muchas veces)
un amasijo de pesadumbres
traídas de nuestra estirpe.

Puedo sentir  la inquietud de mi abuelo
caminado lejos de la tierra labrada,
la muerte en el lodo del tío mayor, 
huyendo de la caída que lo alcanzó
la incertidumbre post-mortem de la abuela 
por sus hijos ahora huérfanos.

Me aqueja el frío y  la vejez de mis manos  
empieza a notarse
tengo marcas de guerra sin haber ido al reclutamiento
siento el desarraigo y no he pasado una noche fuera de casa
y entiendo entonces que la desesperación se hereda 
                                                                   con la luz del nacimiento.



Johanna Rozo
*Fotografía tomada de internet

domingo, 23 de marzo de 2014

Escena final


he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa

Blanca Varela

*Imagen tomada de internet.

martes, 4 de marzo de 2014

Siempre dormí muy mal


I

Siempre dormí muy mal.
Después de muerto, 
seguro seguiré durmiendo mal.
Seré un mal muerto.
Un muerto fatigado.
Nada me preocupa de la muerte,
excepto esta certeza
de que voy a seguir durmiendo mal.

Flóbert Zapata Arias.


Imagen: Grabado. Manuel Domínguez Guerra


miércoles, 5 de febrero de 2014

Tierra

 
 
Muchacha, montaña mía, ahora que el viento es el camino,
donde el polvo de la casa que sostiene mis huesos se entrega a
su paso, y cualquier voz es agua para mis ojos, ignoro el real motivo de estas palabras:
 
Ya ves, te lo dije un día y lo repito en su noche: no soy más
que un árbol en el bosque de la intemperie. De tanto esperarte
he terminado por ser uno más de ellos, quienes han sido los
únicos que han recibido mi cansada paciencia entre su aire.
 
Mírame muchacha, ya el gesto de mi abrazo ha hecho
ramas de mis manos. Tengo cubierto el cuerpo de parásitas y
llevo sobre mi espalda los cabellos crecidos de insectos y con aroma de orín. Mientras te hablo llegan  a mí los pájaros que
han construido su nido en mi voz con las pajas secas de mis venas.
 
Si me ves así, no te asustes; las marcas talladas en mi
vientre son un viejo juego de la infancia: he visto cómo un
niño ciego escribe el nombre de su padre en mi piel y luego
lo apuñala hasta el cansancio. Ya sabes, tengo tallado su
rostro que cicatriza  sobre el mío.
 
Muchacha, cuánto más habré de esperar, sepultado por las
hojas que a mis pies se descomponen,  para reconciliar mis
cenizas. Si vienes, qué feliz me harías; daríamos una caminata -juntos y solos-desafiando a la fauna del cielo. Aunque
mis pasos enterrados en la hierba no se muevan, y
contradigan mi deseo, conozco el mundo desde abajo, porque adentro corre un río puro de aguas que se odian. Ya ves, 
crezco boca abajo y muero boca arriba. Con mis ramas me
abrazo al camino.
 
Muchacha, montaña mía, soy un árbol perdido en el
bosque de la intemperie. Ven para que ahuyentes al perro de lenguaje que desentierra mis huesos. Aleja sus fauces de mi
vientre, de mi garganta su verde lengua, echa puñados de
tierra para que se apaguen de mí sus ojos.
 
No temas si al llamar no respondo, si nadie te asiste bajo la llameante ceguera del sueño: es la escritura; el extravío en lo hallado.
Muchacha, cuerpo mío, donde ascendía en la noche a
contemplar la consumación del cielo en el temor de sus criaturas.
 
Muchacha, montaña mía, ven porque atrás quedaron las palabras.
 
Felipe García Quintero
*Fotografía tomada de internet.
 

miércoles, 22 de enero de 2014

Fábricas del amor


Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner la dulzura en tu saliva. 
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche,
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes oír un sonido de tu alma.

Juan Gelman.

*Fotografía tomada de: http://www.esculturasbronce.com/biografia/